Sus dedos se fueron arriba y abajo de su eje suavemente al principio, hasta que comenzó a apretarlo, bombeando con su puño con su dureza. Cuando por fin cerró su mano y la soltó él arrojó un chorro de semen el cual ella apresurada tomó con su boca para capturarlo todo. Tragó saliva. Keisuke yacía paralizado en la cama. Se sentía despierto, y avergonzado. Era ese tipo de sueño, tan vivídamente gráfico que él pensó que podía ser real.